No pudo con nosotros la mañana gélida y el vientecillo que acartonaba las orejas e inmovilizaba todo tipo de apéndices. ¡Qué queremos, si estamos en febrero!. El gusanillo que tienen algunos ornitólogos que gustan de participar en los maratones puede con todo: el madrugón, el frío y si me apuras, hasta el hambre, aunque tampoco hay que pasarse.

Aquel día apareció todo lo que tenía que aparecer. Los bichos se portaron, aunque más de uno se quedó sin ver algunos de los pájaros más viles de la ZEPA. Es lo que tiene esto de la observación de aves.

Al final ganó el equipo autodenominado “ganga”, el de Floren, Trini y David, auténticos birdwatching que tienen recogidos en sus cuadernos de campo todo emplumando que se digne a sobrevolar la provincia de Córdoba. Como debe ser.

Enhorabuena a todos.

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