¿Dónde vas gorrión?

Hasta los gorriones nos abandonan. No es novedosa la noticia de la desaparición progresiva del gorrión común en nuestro país, pero no por ello hay que olvidarla. En los primeros años de la década de 2000, ornitólogos de varios países europeos habían constatado unos descensos poblaciones graves, llegando a certificar su práctica desaparición en varias capitales del viejo continente, como Londres o Praga, y problemas muy graves en Dublín, Edimburgo y Dublín. 

La SEO ya constató en la Comunidad de Madrid una disminución de 14.000 gorriones al año, y la RSPB nada menos que cinco millones de parejas en los últimos 30 años.


(Dibujo tomado de internet. Desconozco al autor,
a pesar de lo cual le doy las gracias)

Causas inequívocas no existen aunque sí se han apuntado varios factores que en conjunto pueden explicar tan llamativa situación. Los nuevos modelos de jardinería y de edificación, la fuerte competencia con las palomas, la escasez de insectos, la despoblación rural, el cambio climático y la contaminación electromagnética producida por las antenas de telefonía móvil son, entre otras, algunas de las que se han anotado por diversos ornitólogos.

De todo esto se desprende la advertencia de la rapidez en los procesos de extinción, por el momento local, de las especies, incluyendo las más abundantes como es la que aquí nos ocupa. Por otra parte, sirva este ejemplo como bioindicador de la mala salud del ambiente en el que vivimos en teórica armonía con los gorriones.

Habrá que estar atentos a este tema y no despreciar nunca una observación de gorriones porque puede ser que mañana se convierta en un lujo. Estaremos acabados cuando tengamos que organizar una campaña de protección y conservación de Passer domesticus.

Espero no verlo nunca.