Avefrías 1, Chorlitos 0


La tradicional excursión grullera por tierras altoguadiateñas no ha decepcionado este año tampoco. Los pelotes de grullas y no pocos grupos familiares se reparten por las simplificadas dehesas y cultivos convertidos en trampas cenagosas. Todo el mundo estaba donde tenía que estar, sisones, avutardas, aguiluchos pálidos, elanios, cogujadas. Desproporcionados bandos de alondras, calandrias y fringílidos imprimen al paisaje una sensación de movimiento, que rompe la atonía del verde panorama, quebrado, en ocasiones, por el discurrir de los tractores.

Los bandos de avefrías nunca pasan inadvertidos, la alba negrura de su plumaje parece salido de un estudio de diseño gráfico, con un remate final encrestado que acaso estiliza su boceto cefálico. A uno le da la sensación de ser éste un invierno copioso en estos pájaros del frío, percepción tal vez errónea cuando se contrasta con la de otros conespecíficos, bastante mejor documentados y excelentes conocedores del mundo alado. Será así, pero en una nueva ocasión invito al paseante con inquietud aviar a que visite la zona y se manifieste.

Sí se constata que la biomasa alada local está descompensada, la mayor profusión de avefrías se contrarresta con la nula existencia de chorlitos dorados. O no hay, o no los miro bien, o no los veo, que todo puede ser. En cualquier caso, tal hallazgo sí contrasta afirmativamente con lo que han apreciado otros colegas, con observaciones y registros hueros de Pluvialis.

El frío aún no se ha dejado caer por estas tierras, y ello puede aportar una explicación satisfactoria a tal eventualidad, pero el resto de pájaros amantes de lo gélido llevan no pocos días pululando por el lugar. Me falta mundo y conocimiento para confirmar tal circunstancia, pero todo parece indicar que me voy a quedar con las ganas. Otra vez será.


[Dibujo de Gonzalo Gil, tomado de
su blog arteinatura.blogspot.com.es