Guiri Pajarero Suelto



Envidia. Esa es la primera palabra que se me vino a la mente cuando concluí el libro de Andy. Envidia de la buena, sí, porque entre mis numerosos defectos no está precisamente éste, pero envidia al fin y al cabo. En ella tiene que ver los lugares que ha tenido ocasión de visitar y sobre todo las aves que han impregnado sus retinas, y que ahora comparte con el resto de humanos.

Cuando me enteré de la publicación de la biografía pajarera de Mr. Paterson, mi yo cotilla me susurró al oído, ese libro tienes que leerlo. Y se lo pedí a los reyes. Me gustan las biografías, lo reconozco, pero nunca había leído una de un pajarero, con lo cual tenía para mí un doble aliciente. El libro se lee fácil y rápido, lo cual se agradece, y se disfruta porque te transporta a muchos sitios, algunos, no pocos, muy desconocidos para mí, por lo que he tenido que recurrir a internet para hacerme una idea de por dónde andaba Andy en sus correrías pajareras. Es lo que tiene mi incultura geográfica.

Agradezco la iniciativa del editor y el buen hacer del autor. Lamentablemente no se prodigan este tipo de publicaciones que, si bien están destinadas a un público minoritario, revisten gran interés en cada vez un mayor número de personas. Afortunadamente, añado. El lector sensibilizado con las aves disfruta mucho con las aventuras de los compañeros, que comparten -y restriegan, en el buen sentido-, observaciones alucinantes, de esas que aparecen de vez en cuando entremezcladas en los sueños del coleccionista de sensaciones. Qué es si no la ornitología.




Salud, Andy, que no falte nunca. Muchas gracias por hacer tu vida ornitológica un poco más pública, y a seguir así que todavía queda mucho por ver. See you.