Ategua, 4.500 años de historia
Parecía que no iba a ser capaz pero al final lo conseguí(mos) , aunque no exento de las correspondientes fatiguitas musculares y óseas. La ruta de Córdoba a Ategua, asentamiento localizado entre Santa Cruz y Castro del Río, supuso unos 25 kilómetros atravesando paisaje de campiña pura y dura. Como dura es la enorme erosión que se observaba a lo largo de todo el camino, enormes cárcavas especialmente conspicuas en los tímidos cauces y regueros.
Todo muy bien organizado, y desde aquí mis felicitaciones a los organizadores, la Asociación Cultural Amigos de Ategua. Lo único criticable es la omnipresencia de varios parapentes con motor, o como se llamen, que nos destrozaron los oídos durante no pocos kilómetros. Al principio nos hacía gracia ver el habilidoso manejo de los pilotos que pasaban a ras del grupo, pero eso está bien para un ratito. Consiguieron reventarnos gran parte del recorrido, pero sobre todo el momento desayuno.
Pero bueno, salvando esto, como digo, todo muy bien, con final espectacular al poder pisar en un monte anteriormente pateado por miles de personas durante nada menos que 4.500 años. Si se es capaz de tomar conciencia de esto, impresiona. Nos ilustraron mucho en la visita interpretada por monitores de lujo, y se aprendió, bueno, confirmó, en una nueva ocasión de cómo la inoperancia de las administraciones permite que se mancille un yacimiento –para algunos arqueólogos, el más importante de Andalucía-, y se deje escapar la oportunidad de conocer mejor nuestra historia. En definitiva, de conocernos a nosotros mismos.
En cualquier país europeo, a tres piedras colocadas por antepasados nuestros le sacan partido, como debe ser. Se investiga convenientemente y a partir de ahí se recupera, conserva y se pone a disposición de la gente. Aquí, ya sabemos, si nos une algo con el de enfrente es porque es del mismo equipo de fútbol. Así nos va.
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