Carricerín cejudo en el Guadiato
Como cada lunes, aquella mañana había acudido a mi amigo Fernando con el solo objetivo de restregarle mis observaciones findesemaneras. Hasta ese momento jamás había logrado sorprenderlo, captar su atención de una forma especial. Sin embargo, aquella vez resultó diferente:
- ¿qué has visto qué?
Un repentino cambio en su entusiasta voz lo delató. Estaba, pues, ante uno de esos momentos largamente esperados donde la refriega se había decantado, por fin, a mi favor. Ya sólo quedaba inflar el perro:
- pues sí señor, y no vi uno, sino CUATRO, tan cerca que le hice una foto con el móvil.
La verdad es que hasta ese momento no fui consciente de la relevancia de la observación. Personalmente fue una satisfacción enorme anotar en mis retinas y en el cuaderno de campo una nueva especie, una de esas que vienen en la guía pero que nunca ves. Tampoco es que hayamos hecho el descubrimiento del siglo, pero puestos a indagar un poco en el tema, nos dimos cuenta de que el carricerín cejudo está realmente “mu malito”.
Los trabajos publicados indican que en los últimos años su población ha disminuido nada menos que un 40%. Comprobamos que tiene su Plan de Acción específico elaborado a nivel europeo y que en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN aparece con el mismo nivel de amenaza que el águila imperial. Ha habido varios proyectos Life centrados en este pajarillo e incluso en 2005 se celebró un congreso internacional sobre la especie.
Hallazgo, pues, con cierta importancia realizado en una charcúzcula de las afueras de Peñarroya, en un polígono industrial, ligada a un arsenal de escorias carboníferas en las que, por cierto, quieren plantar una incineradora de residuos. Ésta, junto a otras charcas artificiales cercanas que han sido fruto de la antaño próspera actividad minera, conforman un refugio de toda una caterva ornítica de gran interés. Unas perfectas desconocidas, jamás censadas ni visitadas por la oficialidad y apenas miradas por los ojos del ornitólogo.
Hola;
ResponderEliminarPuedes poner la foto del movil para ilustrarnos con tan marivilloso momento,
Carlos
Era coña lo del móvil. Tan sólo pretendía abrirle las carnes a más de uno que puede caer en lo más bajo de los instintos humanos por ver un pájaro de estos.
ResponderEliminarUn saludo Carlos