Flamencos, pagazas piquirrojas, espátulas ¿pero esto qué es?

Que el Guadalquivir en Córdoba es una buena escuela para iniciarse en la ornitología o sencillamente un lugar magnífico para disfrutar con las aves, ya lo decíamos en los años ochenta cuando se empezó a reivindicar el valor del río y solicitar su protección. Desde entonces, como es lógico, se ha ido incrementando el número de especies observadas y al mismo tiempo se ha visto cómo éstas han ido cambiando con el tiempo. Por ejemplo, en aquellos años había mucha más diversidad de anátidas que ahora, pero también la vegetación era muy diferente, antaño abundaban los pastizales, ahora dominan los árboles.

El día de reyes, en el grupo de wasap del pajarerío local saltó la alarma de que se estaban viendo dos flamencos junto con una espátula y las ya familiares pagazas piquirrojas, que de nuevo están pasando el invierno en nuestra ciudad. Para un ornitólogo es, sin duda, uno de los mejores regalos para tan señalada fecha. Personalmente no recuerdo haber visto un flamenco en el río, volando sí, sobre todo de noche, reconociéndolos por su particular canto, pero no posados una mañana entera para gozo y disfrute del portador de prismáticos, e invisible, como siempre, para el común de los mortales, siempre ajenos a lo que sucede a su alrededor. Una pena lo que se pierden.

Foto de Juan Manuel Sánchez publicada en El Día de Córdoba
 

Incluso un periódico local se ha hecho eco de estas observaciones, lo cual me alegra especialmente y me recuerda al envidiado "mundo british" por su masivo interés en la observación de aves. Allí, cualquier observación que se escape un poco de lo normal es noticia. Estamos a años luz.

Comentarios