Mi particular Big Year 2013
Cuando a finales de 2012 me enteré de que en España se
iba a organizar el Big Year 2013, me dieron unas enormes ganas de apuntarme y
participar. Era una buena excusa para salir más al campo -como si fuera
necesario- pero sobre todo para viajar con el “solo” argumento ornitológico.
Las buenas pretensiones para el año entrante quedaron,
como tantas veces, sólo en eso, en un afable propósito. Y si no, al dato: a
fecha de hoy llevo registrada la alucinante cifra de nueve especies, que por su
magnitud y relevancia me permito descifrar: gorrión común, avión común, vencejo
común (supongo), garcilla bueyera, martinete, gaviota sombría, mirlo común,
estornino común y verderón común.
Y es que mi paisaje diario desde navidad se restringe a
un lienzo realista compuesto por una ventana, ocupada un 80-85% por el bloque
del otro lado de la calle, y el resto, un maravilloso trozo de cielo por el que
me desvivo para ver algo que vuele. La mayoría de las observaciones aéreas se
las lleva, sin duda, los aviones comunes, pero los metálicos, que deben tener
su ruta precisamente por mi cacho de ventana.
Así que uno se conforma con pocas alegrías, como la que
ofreció ayer un espectacular macho de verderón común, que tuvo el arrojo
suficiente para posarse en la antena de televisión de enfrente. Al instante,
quise pensar que lo hizo por mí, bien para alegrarme la mañana, bien para
incrementar significativamente mi check list. Pero no, creo que una vez más la
casualidad se ha convertido en un aliado de mi despegada imaginación. Gracias,
de todas formas.