Gastrornitología cordobesa: ZEPA Alto Guadiato

Abro una sección que espero sea capaz de darle continuidad sobre un tema realmente apasionante, y no hablo de pájaros solo, sino de gastronomía. O dicho de otra manera, dónde comer bien cuando vamos de pajareo.

Grullas hacia el dormidero. Foto cedida por Juanma Sánchez
 

Empiezo por un lugar referente para mi por muchas razones, entre otras por ser uno de mis Local Patch, o en palabras menos pedantes, uno de mis lugares de pajareo habitual. Hablo de la ZEPA Alto Guadiato. Allí hay cuatro pueblos de referencia que aportan parte de su término municipal al espacio protegido: La Granjuela, Valsequillo, Los Blázquez y Fuente Obejuna.

Si tuviera que quedarme con uno y casi sin pensarlo, éste sería La Granjuela, donde destaco dos establecimientos, Bar Córdoba "El Gallego" y Bar Madrid, uno enfrente del otro. El primero, ya lo dice su apellido; está regentado por un gallego que tiene a bien traer el marisco directamente desde su tierra (¡las palizas que se mete!). Y claro que se nota: uno de los mejores, sino el mejor, pulpo a la gallega que he probado around the world; y a partir de ahí hay que pedir la marisquería que haya ese día. Y otra recomendación igualmente rica, el arroz de la casa. En ambos casos es recomendable hacer un encargo con antelación.

En el Bar Madrid está su infatigable propietario, Manolo, muy atento y eficaz, que pone el mejor lechón frito de la provincia (y que me perdonen los de Cardeña que aquello es el paraíso lechonero), y al mismo nivel sitúo el espectacular lomo de orza. Sencillamente brutal.

Lechón frito. La calidad de la imagen no tiene nada que ver con la calidad del plato

En cualquiera de los dos bares vamos a salir orondos. Así que nada mejor que dar una vuelta a pajarear para aprovechar lo que quede de tarde. Por su proximidad recomiendo la ruta de la Piruetanosa, muy cerca del pueblo en el que hemos engordado, muy llana y totalmente compatible con hacer la digestión sin sobresaltos. No llega a ser circular por lo que habremos de darnos la vuelta si la hacemos caminando, aunque también se puede hacer en coche haciendo paradas en las que estirar las piernas y bajar la comida. Allí tenemos la oportunidad de ver avutardas, sisones (cada vez menos y más difícil), grullas, gangas ortegas, grupos de calandrias y alondras comunes, gorriones morunos, aguilucho lagunero, elanio común, y si tenemos suerte escribano palustre.

Y si no queremos coger ni el coche porque arrastramos con chiquillería, es aconsejable un paseo corto que sale desde la misma plaza en la que están los dos bares, por la calle Gran Capitán, y seguirla hasta que se convierte en camino. Continuándolo llegamos al área recreativa del Lavadero de los Regajones, a escasos 700 metros. Más que pajarear es para estirar las piernas, que a buen seguro se agradece. Aquí podrás ver básicamente paseriformes, aunque también algún cernícalo vulgar, cigüeña blanca, mochuelo europeo, y sobrevolando grupos de grullas (en su época, claro está), busardo ratonero, milano real y buitres leonados.


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