De chorlitejos y otras guarrerías
Nena,
ven acá p’acá, le dijo el chorlitejo a la chorliteja mientras corría, cardíaco,
detrás de ella. Hacía calor, y además era el segundo día de primavera que lució
como tal. Tal vez por mor de la sangre alterada o simplemente porque ya toca, el
machote se estaba dejando las plumas pectorales en un combate sólo visual con el
otro chuli de la orilla. Arriba, la gente paseando o corriendo, completamente
ausente del combate a pecho descubierto que se estaba librando en el fangal del
embarcadero.
El
despliegue a lo pecholobo parecía no
surtir efecto en la digna chorliteja que, lejos de caer al arte de la
seducción, más bien quería salir de allí, a la búsqueda de otro fango menos
tumultuoso. O tal vez no. De hecho, allí permaneció simulando comer y
alejándose la distancia justa para excitar aún más a los dos combatientes, perdón,
chorlitejos.
No
sé cómo acabaría aquel combate-orgía. Me perdí el final, en pleno acaloramiento.
Unos cuantos tarajes solo me dejaron entrever las últimas escenas subidas de
tono a lo canal plus. Puse los prismáticos de lado, pero no hubo forma.
[Dibujo tomado de la web ojeailustraciones.wordpress.com, a quien le doy las gracias |