Conservar sisones: más allá de crear barbechos

El sisón común enfrenta un declive alarmante en toda Europa, cuantificado en una pérdida de alrededor del 50% de sus machos reproductores en Iberia en tan solo una década. En Cataluña, su población se redujo de 1.500 machos en 2002 a apenas 650 en 2016. Ante esta situación crítica, se puso en marcha un ambicioso programa de conservación basado en crear barbechos gestionados, una estrategia que parecía prometedora pero que, según revela un reciente estudio, podría no ser suficiente por sí sola.

Santi Mañosa y Gerard Bota hicieron un estudio basado en modelado demográfico en una estepa cerealista del noreste ibérico que arroja luz sobre las estrategias de conservación más efectivas, revelando que el problema es más complejo de lo que parece. El modelo que construyeron demostró cómo el bajo éxito reproductor y la reducida supervivencia de las hembras son los principales responsables del declive poblacional. Lo más preocupante es que la supervivencia anual de las hembras era del 67%, significativamente inferior al 86% de los machos. Este sesgo en la mortalidad provoca que las hembras desaparezcan rápidamente, quedando poblaciones funcionalmente extintas con muchos machos pero sin capacidad reproductora.

¿Cuánto barbecho necesitamos?

El programa catalán logró establecer unas 3.400 hectáreas de barbechos con vegetación herbácea permanente, con un coste aproximado de 385-415 €/ha anuales. Los resultados muestran que estos barbechos efectivamente aumentan el éxito reproductor: incrementan el número de polladas exitosas y el tamaño medio de las mismas.
Sin embargo, las conclusiones del modelo son reveladoras: con los niveles actuales de supervivencia de hembras, sería necesario destinar entre el 20-22% del territorio agrícola a barbechos para estabilizar la población. Esta cifra resulta económicamente insostenible a largo plazo y socialmente difícil de aceptar por los agricultores.

La solución combinada

El estudio plantea una estrategia más realista: actuar simultáneamente sobre la supervivencia y el éxito reproductor. Si se lograse aumentar la supervivencia de las hembras al 75%, la superficie de barbecho necesaria se reduciría a la mitad.
Para elevar la supervivencia femenina a niveles aceptables, es imprescindible reducir tanto la mortalidad natural como la antropogénica. El estudio identifica tres frentes clave: eliminar la caza ilegal, mitigar las colisiones con tendidos eléctricos y reducir la mortalidad natural (depredación, enfermedades). Actuar solo sobre uno de estos factores no sería suficiente.

Lecciones para la gestión

Este trabajo ofrece importantes lecciones aplicables a otras especies esteparias. Primero, crear hábitat favorable es necesario pero insuficiente si no se abordan simultáneamente las causas de mortalidad adulta. Segundo, las estrategias de conservación deben ser poliédricas, combinando medidas de preservación de hábitat (barbechos), prácticas agrícolas menos intensivas (márgenes sin tratar, retraso de cosechas) y reducción de mortalidad (señalización de tendidos, lucha contra la caza ilegal).

Finalmente, el enfoque de gestión adaptativa aquí empleado —monitoreo continuo más modelización demográfica— resulta fundamental para evaluar la efectividad real de las medidas y ajustar estrategias antes de que sea demasiado tarde. En conservación, como demuestra este estudio, no hay soluciones mágicas: se requieren enfoques integrales y realistas que distribuyan el esfuerzo entre todos los actores implicados.




REFERENCIA:
Mañosa, S., y Bota, G. 2023. Modelling the effectivity of a land sparing strategy to preserve an endangered steppe-land bird population in cereal farmland: Scopes and limits. Biological Conservation, 288, 110386.


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