¿Dónde se agrupan las avutardas?

Que la avutarda euroasiática es una de las especies más emblemáticas de nuestros paisajes agrarios, lo sabemos sobradamente. Comprender su comportamiento social es importante, entre otras cosas, para diseñar estrategias de conservación más efectivas. Hoy rescato un trabajo ya histórico pero de gran valor: el estudio de Carmen Martínez publicado en 1992 en Miscelánea Zoológica, titulado "Variación del tamaño y tipo de los bandos de avutarda en función del hábitat". Aunque han pasado más de tres décadas desde su publicación, este artículo hay que seguir teniéndolo como referencia para entender el gregarismo de la especie en medios agrícolas.

La investigación se desarrolló en la Reserva Nacional de Caza de las Lagunas de Villafáfila, en el noroeste de España, entre 1985 y 1987. Martínez analizó nada menos  que 4.151 bandos de avutardas en diferentes tipos de hábitat: alfalfa, siembra de cereal, rastrojo, labrado, pastizal y bordes de camino. El trabajo es particularmente valioso porque aborda la variación del gregarismo desde una perspectiva ecológica, relacionándola directamente con la disponibilidad de recursos tróficos en cada tipo de cultivo.

Imagen: Juan M. Delgado

Los datos revelan un patrón claro: los bandos más numerosos se localizaron en alfalfa, mientras que los más pequeños aparecieron en los bordes de camino. Esta diferencia no es casual. La alfalfa, como cultivo perenne que mantiene biomasa verde durante todo el año (a diferencia de los cereales anuales con ciclos definidos), ofrece alta productividad y disponibilidad constante de recursos tróficos, actuando como un verdadero imán para las avutardas y permitiendo la formación de agregaciones de mayor tamaño. El estudio documentó que este patrón se mantenía a lo largo de las estaciones, con la única excepción del verano, cuando el tamaño máximo de los bandos se registró en pastizales, hábitat que en esa época ofrece una gran diversidad de recursos tanto vegetales como animales, especialmente invertebrados.

La composición de los bandos también varió significativamente según el hábitat. Los bandos mixtos y los bandos exclusivamente de machos mostraron preferencia por la alfalfa, mientras que las familias (hembras con pollos) y los grupos familiares utilizaron principalmente los rastrojos. Esta segregación tiene sentido desde el punto de vista energético: las familias, con elevadas demandas nutricionales debido a la presencia de pollos, aprovechan la abundancia de grano disponible en los rastrojos tras la cosecha.

Relevancia actual

Aunque el paisaje agrario ha experimentado cambios sustanciales desde los años ochenta, los patrones descritos por Martínez mantienen su vigencia. La relación entre estructura del hábitat y comportamiento gregario sigue siendo un elemento clave para la gestión de poblaciones de avutarda. En un contexto de intensificación agrícola, comprender que ciertos cultivos como la alfalfa actúan como hábitats óptimos para la especie resulta crucial.

Este trabajo pionero nos recuerda que la conservación de la avutarda no puede limitarse a proteger zonas de nidificación/reproducción, sino que debe considerar la heterogeneidad del mosaico agrícola y garantizar la disponibilidad de diferentes tipos de cultivo a lo largo del año. Los cultivos de alfalfa, en particular, emergen como elementos fundamentales del paisaje estepario que deberían priorizarse en las políticas agroambientales.

Recuperar y difundir estos estudios clásicos no es un ejercicio de nostalgia científica, es una necesidad para construir estrategias de conservación basadas en el conocimiento acumulado sobre la ecología de nuestras aves esteparias.


REFERENCIA:

Martínez, C. (1992). Variación del tamaño y tipo de los bandos de avutarda (Otis tarda) en función del hábitat. Miscellanea Zoologica, 16: 161-170.


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