A la rica peste

Isla de Hornoya, a escasos 10 minutos de la península de Varanger en lancha (o algo así), tiempo más que suficiente como para marearme. Es mi lacra... una de ellas. Tambaleándome piso tierra firme. Un olorcillo inunda la pituitaria. Lo que faltaba. Miras al cielo y todo se olvida. Un millón de pájaros... o más. ¡Estos andaluces!







Araos comunes y de Brünnich, junto a gaviotas tridáctilas