Una auténtica charranada

Te bajas del coche y decides dar un paseíto muy breve hasta la cercana playa. Coges un bocata para acallar las tripas. Andas despacio, sin perder de vista el horizonte, atento a los allí abundantes pigargos, y de repente aparecen en mitad de la nada cientos de pájaros. De dónde, del suelo. Son charranes, comunes y árticos, que muy enfadados, y con toda la razón, te atosigan "Hitchcockriamente", por lo que decides darte la vuelta de inmediato por razones obvias. Cosas de la tundra.



Charranes ostigando a un intruso peligroso, un págalo rabero