Por fin, tiempo de esmerejones

La observación del pasado sábado de un magnífico macho de esmerejón en un árbol (primera vez que lo veo posado en un sustrato así), me ha llevado a buscar información sobre sus movimientos. La bibliografía dice que los ejemplares que invernan en la península ibérica proceden principalmente de Fenoscandia, pero también de las islas británicas e incluso de Islandia.

Traigo aquí un trabajo que ya tiene sus años, pero me resulta interesante. Christer G. Wiklund, de la Universidad de Gotemburgo, marcó nada menos que 96 machos y 124 hembras con bandas de colores, con lo que pretendía estudiar la población reproductora (en el norte de Suecia), sus relaciones, éxito reproductivo, supervivencia... y también los movimientos migratorios. Y vió que la distancia recorrida entre las sucesivas temporadas de reproducción varió mucho, tanto entre individuos como dentro de ellos. 

La fidelidad a las áreas de reproducción fue mayor en los machos que en las hembras, y las hembras se dispersaron casi tres veces más que los machos. Observó que las distancias de dispersión de las hembras estaban relacionadas con algunos aspectos de la pareja. Las hembras que se aparearon con machos mayores y con machos que sobrevivieron hasta la siguiente temporada, realizaron movimientos más cortos que otras hembras. En ambos sexos, el bajo éxito reproductivo se asoció con largas distancias de dispersión durante el año siguiente. 

Al margen de este trabajo, sabido es que a finales de invierno la mayoría de observaciones corresponden a las hembras, debido a que los machos migran antes para establecer y definir sus zonas de cría para cuando lleguen aquéllas.

Sea como fuere, por fin es tiempo de esmerejones. Salgamos al campo a buscarlos y a disfrutar con su observación.

 

Foto testimonio del susodicho esmerejón. Autora: Isabel Rodríguez
 

REFERENCIA:

Wiklund, C.G. 1996. Determinants of dispersal in breeding Merlins (Falco columbarius). Ecology, Vol. 77, No. 6: 1920-192.

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