¿La siembra directa es buena para las aves esteparias?
Reconozco la dificultad de responder a esta pregunta, y me explico. De entrada debemos saber que la siembra directa consiste en mantener la cubierta vegetal del suelo durante todo el año mediante la supresión del laboreo, sembrando sin alteración mecánica del suelo. Por eso también se habla de labranza cero.
Por lo tanto, al no haber arado, no hay alteración del suelo, con ello se incrementa la cantidad de agua que se infiltra, aumenta la retención de materia orgánica y la conservación de nutrientes. Al practicar menos laboreo con maquinaria, se reducen las emisiones de carbono, y por otra parte al no abrirse o removerse el suelo con surcos profundos, éste no libera el CO2 que ha capturado (secuestrado) a lo largo del tiempo.
Muchas ventajas, desde luego, pero también tiene sus efectos no deseados sobre las aves esteparias: inevitablemente hay que aplicar herbicidas, y éstos, además, con el tiempo pueden crear resistencias. Como el rastrojo no se retira del campo (esto es ventajoso para las aves), dificulta el tratamiento fitosanitario y por tanto hay que aplicar más producto.
Esta es la razón por la cual la Estrategia de conservación de aves amenazadas ligadas a medios agrarios y esteparios de España incluye a la siembra directa dentro del apartado "Eliminación de prácticas que provocan alteración del hábitat" y recomienda "evitar la generalización de la siembra directa con uso elevado y no sostenible de herbicidas".
Diferentes comunidades autónomas están promoviendo ayudas a este tipo de agricultura, sin duda, por sus efectos positivos sobre la propia dinámica agraria (conservación del suelo, secuestro de carbono...), y de hecho la propia PAC incluye un ecorrégimen específico: rotación de cultivos y siembra directa.
Continuaremos indagando sobre el tema, sin duda muy interesante, y compartir aquí la evidencia científica disponible.
Imagen: BBVA |
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