La observación de aves: transformando el cerebro

Cuando piensas en la observación de aves, probablemente imaginas la tranquilidad de la naturaleza, el trino melodioso y la emoción de identificar una nueva especie. Pero, ¿sabías que este fascinante pasatiempo es mucho más que una simple afición? Resulta que la observación de aves tiene el poder de transformar tu cerebro, literalmente, a nivel neurológico. Neurocientíficos de todo el mundo están poniendo el foco en los observadores de aves para entender mejor cómo funcionan la memoria y el aprendizaje humano.

Tu cerebro en modo experto: cableado para reconocer

Hace apenas tres décadas, muchos neurocientíficos creían que nuestra capacidad para distinguir caras era algo único en los humanos, incluso sospechaban que teníamos un área cerebral específica dedicada a ello. Sin embargo, la neurocientífica Isabel Gauthier, ahora en la Universidad de Vanderbilt, descubrió que estas "áreas de procesamiento facial" en realidad son varias regiones involucradas en el reconocimiento general.

Al escanear los cerebros de observadores de aves experimentados usando máquinas de resonancia magnética funcional, Gauthier y sus colegas encontraron que estas áreas no se dedicaban solo a clasificar información facial; un ave y una cara familiar podían activar las mismas regiones cerebrales. La conclusión fue clara: "las caras no son especiales", dice Gauthier, "son un caso de experiencia". Esto significa que las personas pueden afinar su capacidad para distinguir entre objetos similares (ya sean caras, coches, afecciones de la piel o aves) con solo exposición y práctica.

Esta observación fundamental abrió nuevas vías en la investigación de la percepción y la cognición. Los observadores de aves son sujetos de estudio excelentes para los científicos, como Thomas Palmeri de la Universidad de Vanderbilt. ¿Por qué son tan valiosos? Porque es fácil encontrar entusiastas con una amplia gama de niveles de habilidad, y son más propensos a participar en encuestas de ciencia ciudadana. Además, todas las aves comparten un conjunto amplio de características, pero son increíblemente variadas, lo que hace que identificarlas, distinguiendo incluso subespecies, sea un desafío cognitivo perfecto.

Neuroplasticidad

Desarrollar este tipo de experiencia perceptual cambia los patrones de disparo de las células cerebrales o neuronas. Cuanto más aprendes y practicas, más a menudo una señal se mueve entre las neuronas, y el camino se vuelve más fácil de recorrer, como un sendero de senderismo bien transitado. Este fenómeno se conoce como neuroplasticidad, y permite a los expertos distinguir objetos más rápidamente, viéndolos como un todo e ignorando características que distraen o son superficiales.

Estudiantes como Glory Kim, quien participó en las salidas de observación de aves de su profesora Rose H. Goldman en Harvard, han experimentado esta "reorganización" cerebral de primera mano. Kim recuerda: "En algún momento, cuando ves un pájaro, automáticamente recopilas todas estas pistas contextuales y tu cerebro converge muy rápidamente en lo que es".

Con el tiempo, la experiencia no solo cambia los patrones neuronales, sino que incluso puede alterar la estructura del propio cerebro. Partes de la corteza cerebral pueden volverse ligeramente más gruesas a medida que se profundiza el conocimiento visual y auditivo de una persona. Esto facilita que los expertos añadan nueva información a su repertorio mental, como explica Erik Wing, un neurocientífico del Rotman Research Institute en Canadá.

La investigación de Wing, publicada en 2022, demostró que el conocimiento a largo plazo de las especies de aves ayudaba a las personas a recordar más fácilmente aves nuevas. Por ejemplo, un observador de aves experimentado de Boston que visita San Francisco puede no estar familiarizado con las especies locales al principio, pero gracias a su "andamio neural", los expertos tendrán una facilidad relativamente mayor para aprender, e incluso pueden retener mejor el conocimiento a medida que envejecen.

Habilidades transferibles

Puede que te preguntes si estas habilidades adquiridas en la observación de aves pueden aplicarse a otros campos. Rose H. Goldman, profesora asociada en la Facultad de Medicina de Harvard, incorpora la identificación de aves en su clase de Práctica de la Medicina para ayudar a los estudiantes a agudizar sus habilidades de diagnóstico clínico. Ella cree firmemente que su propio poder de observación y memoria ha mejorado con la observación de aves.

Aunque la correlación no es directa (no significa que si eres bueno con las aves serás bueno con los coches), abrir una guía de campo de aves podría ayudarte a descubrir habilidades innatas de percepción. Una persona con talento para la observación de aves también podría tener un don para campos de diagnóstico visual como la dermatología o la radiología, y viceversa. La investigación de Wing sugiere que desarrollar las herramientas para la observación de aves ayuda a una persona a agudizar su enfoque en otras áreas, practicando la atención a diferentes características que son más o menos diagnósticas.

Corolario: la observación de aves no es solo un hobby relajante; es una poderosa herramienta para el desarrollo cognitivo, que mejora tu memoria, agudiza tus habilidades de observación y literalmente remodela tu cerebro para el aprendizaje continuo. Así que, si no has mirado nunca por unos prismáticos y has buscado algún ave, ya estás tardando, recuerda que no solo estarás disfrutando de la naturaleza, ¡también estás ejercitando y potenciando tu cerebro!


NOTA: B
asado en el artículo "Yes, Birding Does Change Your Brain", de Joanna Thompson, publicado en Audubon Magazine en 2023.

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