Ivermectina, un peligro oculto en los ambientes esteparios
Hoy queremos alertar sobre un tema que, aunque no directamente ligado a las aves, tiene un impacto crucial en el hábitat y las fuentes de alimento de muchas especies: la ivermectina. Este fármaco veterinario, usado para controlar parásitos en el ganado, se excreta en el estiércol en cantidades significativas.
Algunas investigaciones han revelado que la ivermectina tiene efectos adversos en los escarabajos coprófagos o "escarabajos peloteros". Estos insectos son fundamentales para la descomposición del estiércol y el reciclaje de nutrientes en nuestros ecosistemas. Un estudio en Scarabaeus cicatricosus, una especie clave en ecosistemas mediterráneos, demuestra que, incluso a dosis bajas (inferiores a las halladas habitualmente en el estiércol), la ivermectina causa trastornos sensoriales y motores.
Los escarabajos expuestos a ivermectina muestran una capacidad olfativa disminuida, lo que les impide detectar alimento o compañeros. También sufren una reducción de la fuerza muscular, afectando su locomoción y actividades esenciales. A dosis más altas, se observan ataxia, parálisis y, finalmente, la muerte. Estos efectos impiden que los escarabajos realicen actividades biológicas básicas, como buscar comida, comunicarse o interactuar con su entorno.
La disminución de las poblaciones de escarabajos coprófagos es una preocupación. Muchas aves esteparias y de medios agrarios se alimentan de insectos. Una reducción en la población de estos escarabajos, un componente vital de la cadena alimentaria, podría afectar indirectamente la disponibilidad de alimento para las aves que dependen de los insectos o del ecosistema del estiércol. Es crucial seguir investigando estos efectos sub-letales para proteger la biodiversidad de nuestros valiosos ecosistemas.
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Imagen tomada del blog: https://elbichologista.wordpress.com/ |
Verdú, J. R., Cortez, V., Ortiz, A. J., González-Rodríguez, E., Martinez-Pinna, J., Lumaret, J.-P., Lobo, J. M., Numa, C. y Sánchez-Piñero, F. (2015). Low doses of ivermectin cause sensory and locomotor disorders in dung beetles. Scientific Reports, 5, 13912. doi: 10.1038/srep13912
Today, we want to raise awareness about an issue that, while not directly related to birds, has a crucial impact on the habitat and food sources of many species: ivermectin. This veterinary drug, used to control parasites in livestock, is excreted in manure in significant quantities.
Some research has revealed that ivermectin has adverse effects on dung beetles. These insects are fundamental for manure decomposition and nutrient recycling in our ecosystems. A study on Scarabaeus cicatricosus, a key species in Mediterranean ecosystems, shows that even at low doses (lower than those usually found in manure), ivermectin causes sensory and motor disorders.
Beetles exposed to ivermectin show diminished olfactory capacity, which prevents them from detecting food or mates. They also suffer from reduced muscle strength, affecting their locomotion and essential activities. At higher doses, ataxia, paralysis, and ultimately, death are observed. These effects prevent the beetles from performing basic biological activities, such as foraging, communicating, or interacting with their environment.
The decline in dung beetle populations is a concern. Many steppe and agricultural birds feed on insects. A reduction in the population of these beetles, a vital component of the food chain, could indirectly affect the availability of food for birds that depend on insects or the manure ecosystem. It is crucial to continue investigating these sub-lethal effects to protect the biodiversity of our valuable ecosystems.
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