Un zanguango de collalba negra
Axel es un macho de collalba negra, oscuro, fuerte y de
vuelo ágil. Se puede decir que es el clásico animal de costumbres, del bebedero
a tomar el sol en una piedra, revolotear un poco para estirar las alas,
pavonearse ante las hembras del lugar y, de nuevo, al bebedero. La bebida siempre
ha sido su perdición. En los meses en los que se altera la sangre del más
inerte, nuestro amigo dedica todo el día sólo a beber y a exhibirse. Mientras,
el resto de machos de la zona no paran de acarrear piedras delante de sus
parejas. Axel los mira y se ríe de ellos, ¿pero qué hacéis ingenuos, acaso os
creéis canteros? Nadie contesta al conocido perdonavidas, claro, no hay tiempo
que perder escuchando majaderías.
Nuestra particular collalba pensaba que todos están locos
con tanta piedrecita. Lo que no sabe es que aquellos machos que llevan más
piedras tienen más descendencia, por eso él logra a duras penas sacar un pollo
cada año. Como buen incrédulo y mejor altanero, se ríe de todos los de su
comunidad, prefiriendo, cómo no, dedicar su vida a los brebajes y al lucimiento
de su cuerpo. ¡Para qué perder el tiempo con estupideces! decía a los
parroquianos del abrevadero.
Pues acabó la época de crianza, y de nuevo tuvo un solo hijo,
al que la genética, por desgracia, le impuso la forma de ser de su padre. Mientras,
las demás parejitas lograron sacar adelante, cada una, a cinco nuevas collalbas
negras. ¿Por las piedrecitas tal vez? pues sí, entre otras cosas, pero para eso
hay que currárselo.
¡BUEN DÍA DEL TRABAJO!