Efectos (posibles) de aves depredadoras sobre el sisón común
Santi Mañosa y otros investigadores de diferentes centros de Cataluña aprovecharon los censos de sisón para anotar las interacciones con posibles depredadores alados. En total 8933 registros (el 90% machos) durante los que constataron 88 encuentros con depredadores, a saber: aguilucho lagunero occidental (47 interacciones), aguilucho cenizo (8), busardo ratonero (3), abejero europeo (1), milano negro (2), milano real (2), águila real (1) y gaviota patiamarilla (20).
En la mayoría de las ocasiones (98%), los encuentros dieron lugar a algún tipo de interacción, de las cuales el 80% fueron comportamientos pasivos del depredador y un 20% de ataques deliberados.
Los encuentros pasivos no produjeron respuesta en el 3% de los casos, el comportamiento de alerta en el 6% y la huida en el 91%, mientras que los ataques deliberados siempre produjeron una respuesta, ya fuera comportamiento de alerta (12%) o huida (88%). La mayoría de los encuentros con gaviota patiamarilla se produjeron con grupos de gaviotas (60%), normalmente parejas (4 casos), pero también grupos de 3-36 individuos, mientras que los encuentros con otras especies siempre se produjeron con aves solitarias, excepto en un caso, en el que se vio implicada una pareja de aguilucho lagunero occidental.
En ningún caso pudieron comprobar depredación sobre sisón, ni siquiera por las tres especies con las que hubo más interacciones (que comparten una estrategia de vuelo característica de búsqueda - los aguiluchos y las gaviotas). Hay que tener en cuenta que tanto el aguilucho lagunero como la gaviota patiamarilla son depredadores oportunistas que incluyen a las aves en su dieta. Los autores no descartan la posibilidad de mortalidad real debido a la depredación de gaviotas.
El número de encuentros con los depredadores fue mayor al inicio de la temporada de cría, por lo que puede impedir que los sisones se establezcan en áreas con hábitat adecuado. Además, el asustar a los sisones puede aumentar el riesgo de colisión con líneas eléctricas y reducir el éxito en el apareamiento.
Foto: Yves Hoebeke (Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic)
REFERENCIA:
Mañosa et al. 2023. Potential effects of avian predators on the behaviour of the Little Bustard Tetrax tetrax during the display season in a cereal pseudo-steppe. Revista Catalana d’Ornitologia 39:10-20. DOI: 10.62102/2340-3764.2023.1.2
ENGLISH VERSION:
"Possible effects of predatory birds on the common little bustard"
Santi Mañosa and other researchers from different centers in Catalonia took advantage of little bustard censuses to note interactions with possible avian predators. In total, 8933 records (90% males) were made during which they observed 88 encounters with predators, namely: Western Marsh Harrier (47 interactions), Montagu's Harrier (8), Common Buzzard (3), European Honey Buzzard (1), Black Kite (2), Red Kite (2), Golden Eagle (1), and Yellow-legged Gull (20).
In most cases (98%), encounters resulted in some type of interaction, with 80% being passive predator behaviors and 20% deliberate attacks.
Passive encounters did not elicit a response in 3% of cases, alert behavior in 6%, and flight in 91%, while deliberate attacks always triggered a response, either alert behavior (12%) or flight (88%). Most encounters with Yellow-legged Gulls occurred with groups of gulls (60%), typically pairs (4 cases), but also groups of 3-36 individuals, while encounters with other species always occurred with solitary birds, except in one case where a pair of Western Marsh Harriers was involved.
In no case could predation on little bustards be confirmed, not even by the three species with which there were the most interactions (which share a characteristic flight-searching strategy). It is worth noting that both the Western Marsh Harrier and the Yellow-legged Gull are opportunistic predators that include birds in their diet. The authors do not rule out the possibility of actual mortality due to gull predation.
The number of encounters with predators was higher at the beginning of the breeding season, which may prevent little bustards from settling in areas with suitable habitat. Additionally, startling little bustards may increase the risk of collision with power lines and reduce mating success.
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