Detección de puntos críticos de colisión mediante el marcaje de aves con GPS

La colisión es una de las principales causas de mortalidad no natural de las aves esteparias, cuando no la más importante en algunas especies como la avutarda o el sisón. Para conocer mejor esta problemática, Ana Teresa Marques y otros investigadores marcaron 160 aves: 93 sisones, 38 gangas ortegas y 29 gangas ibéricas, desde 2009 a 2022.

Los individuos fueron equipados con dispositivos GPS-GSM solares, de bajo peso (<3% del peso corporal del ave), que registraban localizaciones con una frecuencia de entre 1 y 5 minutos durante los periodos de máxima actividad. Utilizaron algoritmos automáticos para detectar mortalidad basados en patrones de inmovilidad y ausencia de desplazamiento, y se verificaron los casos sospechosos mediante trabajo de campo. Las causas de muerte se clasificaron como colisiones si había evidencia física (cadáveres encontrados junto a infraestructuras) o patrones indicativos en los datos GPS.

Encontraron los siguientes resultados:

 Se detectaron ocho colisiones: 6 sisones, una ganga ibérica y una ganga ortega.

 De los ocho eventos de colisión, seis fueron con tendidos eléctricos (cinco sisones y una ganga ibérica). De estas, cuatro ocurrieron en líneas de distribución y dos en líneas de transmisión.

 Se registró una colisión con una cerca (un sisón) y en un caso no se pudo confirmar si la colisión fue con una cerca o un tendido eléctrico (una ganga ortega).

 El estudio logró determinar la hora de la colisión en el 87.5% de los eventos (siete de ocho), con una precisión de menos de dos horas. De estos siete eventos con hora determinada, cinco ocurrieron durante el día y uno por la noche. En dos casos no se pudo discernir si la colisión ocurrió al atardecer/amanecer o durante la noche.

 Se registraron eventos de mortalidad por colisión a lo largo de todo el año: cuatro durante la temporada post-reproductiva (verano), dos durante la reproducción y dos en invierno.

 La altura de las estructuras de colisión varió ampliamente, desde 1.2 m hasta 46.6 m. Dos de las líneas de transmisión marcadas con espirales grandes (30 cm de diámetro) registraron eventos de mortalidad

 Se encontró un mayor número de colisiones en líneas de distribución que en líneas de transmisión, lo que sugiere que la extensa red de distribución podría ser responsable de una mayor mortalidad, a pesar de que la mayoría de los estudios se han centrado en las líneas de transmisión.

 Para el sisón común, los resultados indican que las colisiones ocurren durante todo el año y a diferentes horas del día, incluso en condiciones de buena visibilidad. Esto se complica por sus movimientos migratorios nocturnos y el uso de áreas con tendidos eléctricos como sitios de parada

 Si bien el marcaje de los cables es una medida común, su efectividad es variable, ya que se encontraron dos colisiones en tendidos marcados con espirales grandes. Se sugiere que los dispositivos de desviación de vuelo de aves deberían incorporar elementos reflectantes y/o luminiscentes para la noche y partes dinámicas/móviles para todas las condiciones de visibilidad

 Los datos también evidenciaron que los vallados pueden representar una amenaza para las aves esteparias, por lo que se sugiere evitar o marcar las cercas de alambre de púas en áreas importantes.


Este estudio demuestra el valor de la telemetría GPS de alta resolución como herramienta para detectar mortalidades por colisión que habitualmente pasan desapercibidas. Frente a los métodos tradicionales basados en prospección de cadáveres, esta metodología permite 
cuantificar el riesgo real de colisión y localizar puntos negros con precisión.

Los resultados son directamente aplicables a la gestión: permiten priorizar tramos de tendido eléctrico para su señalización o soterramiento, y ajustar la planificación de nuevas infraestructuras en áreas sensibles. Además, la información puede integrarse en modelos de riesgo espacial para mejorar la gestión del territorio.


REFERENCIA:
Marques AT, Pacheco C, Mougeot F, Silva JP (2024). GPS tracking reveals the timing of collisions with powerlines and fences of three threatened steppe bird species. Bird Conservation International, 34, e22, 1–5 https://doi.org/10.1017/S0959270924000145

ENGLISH VERSION:

Collision is one of the main causes of non-natural mortality in steppe birds—if not the most important in some species such as the great bustard or the little bustard.
To better understand this issue, Ana Teresa Marques and other researchers tagged 160 birds between 2009 and 2022: 93 little bustards, 38 black-bellied sandgrouse, and 29 pin-tailed sandgrouse.

The birds were fitted with solar-powered GPS-GSM devices, weighing less than 3% of the bird’s body weight. These devices recorded locations at intervals of 1 to 5 minutes during periods of maximum activity. Mortality was detected using automated algorithms based on immobility and lack of displacement, and suspicious cases were verified through fieldwork. Deaths were classified as collisions when there was physical evidence (e.g., carcasses found near infrastructures) or clear indicative patterns in the GPS data.

The study found the following results:

  • Eight collisions were detected: six little bustards, one pin-tailed sandgrouse, and one black-bellied sandgrouse.

  • Of these eight collision events, six involved powerlines (five little bustards and one black-bellied sandgrouse). Four occurred on distribution lines and two on transmission lines.

  • One collision was recorded with a fence (a little bustard), and in one case it was uncertain whether the collision involved a fence or a powerline (a pin-tailed sandgrouse).

  • The time of collision was determined in 87.5% of events (seven out of eight), with an accuracy of under two hours. Of these, five occurred during daylight, and one at night. In two cases, it was unclear whether the event happened at dusk/dawn or during the night.

  • Collision-related mortality occurred throughout the year: four in the post-breeding season (summer), two during breeding, and two in winter.

  • The height of the collision structures varied widely, from 1.2 m to 46.6 m. Notably, two collisions occurred on transmission lines equipped with large spiral markers (30 cm diameter).

  • More collisions occurred on distribution lines than on transmission lines, suggesting that the extensive distribution grid may cause higher mortality, even though most studies have focused on transmission lines.

  • For the little bustard, collisions occurred year-round and at different times of day, including in good visibility conditions. This risk is exacerbated by the species' nocturnal migratory movements and use of areas with powerlines as stopover sites.

  • While line marking is a common mitigation measure, its effectiveness varies. Two collisions occurred on lines marked with large spirals. The authors suggest that bird flight diverters should incorporate reflective and/or luminescent elements for night visibility, as well as dynamic or moving parts for all light conditions.

  • The data also revealed that fences may pose a threat to steppe birds. It is therefore recommended to avoid or mark barbed wire fences in important areas.

This study demonstrates the value of high-resolution GPS telemetry as a tool for detecting collision-related mortalities that often go unnoticed.
Compared to traditional methods based on carcass surveys, this approach allows researchers to quantify the actual risk of collision and accurately identify collision hotspots.

The results have direct management applications: they make it possible to prioritize sections of power lines for marking or burial, and to adjust the planning of new infrastructures in sensitive areas. Additionally, the information can be integrated into spatial risk models to support improved land-use management.

Comentarios