Alondras, maestras del mimetismo vocal
Quien haya paseado por una estepa con tranquilidad, como hay que hacerlo, sin duda habrá escuchado muchos y entremezclados cantos de aves, la mayoría del grupo de alaudidos (alondras). Hablamos de cogujadas, calandrias o terreras. Pero quizá lo verdaderamente sorprendente no sea solo la belleza de sus trinos, sino su extraordinaria capacidad para imitar los cantos de otras especies. Y esto pasa inadvertido.
Este fenómeno, conocido como mimetismo vocal, convierte a los alaudidos en auténticos virtuosos de la imitación. La capacidad imitativa que tienen estas aves está ampliamente documentada. El caso más paradigmático es el de la alondra común: Fefelov registró en 1997 nada menos que 116 imitaciones de 38 especies en apenas 73 minutos de grabación, con una media de 5 imitaciones distintas por canto. Esto demuestra que estamos ante aves con repertorios vocales extraordinariamente complejos.
Esta habilidad no se limita a la alondra común. La cogujada montesina también destaca por incorporar llamadas de otras especies presentes en su entorno, a menudo con notable perfección. Incluso la esquiva alondra ricotí, cuyas poblaciones tanto nos preocupan en conservación, ha sido documentada imitando vocalmente a otras aves.
¿Por qué imitan? El mimetismo vocal cumple varias funciones ecológicas y evolutivas. Un repertorio más rico y variado aumenta el éxito reproductivo de los machos, ya que las hembras valoran positivamente esta complejidad vocal. Además, puede servir para confundir a depredadores o reforzar la defensa territorial frente a competidores.
La siringe, ese órgano vocal tan especializado de las aves, permite a los alaudidos producir una amplia variedad de sonidos complejos. El aprendizaje del canto sigue un proceso fascinante: primero escuchan y memorizan en un período sensorial temprano, luego practican y ajustan, desarrollando repertorios individualizados que pueden incluir centenares de patrones ajenos.
Cuando trabajamos en la conservación de estas especies esteparias, no solo protegemos poblaciones: preservamos también este extraordinario patrimonio vocal, resultado de millones de años de evolución. Cada alondra que surca nuestros cielos lleva consigo una biblioteca sonora única, un testimonio viviente de la complejidad y belleza del comportamiento animal en nuestras estepas.
Cogujada montesina. Imagen: Bouke ten Cate Creative Commons Attribution 4.0 International
Comentarios
Publicar un comentario