La collalba negra en Córdoba

Rupícola por excelencia, la collalba negra es, en mi opinión una de las joyas ornitológicas que podemos observar en la provincia. Y como amante de las rocas que es, está claro dónde se puede observar: en las Sierras Subbéticas, por supuesto. ¿Es allí abundante? Ya nos gustaría, pero no. Algunos enclaves son muy conocidos entre el pajarerío local y allí que peregrinamos todos alguna vez al año para quitarnos el mono de collalbas. Esa cita no suele faltar ningún año en el calendario ornitológico, como sucede con las grullas, por ejemplo.

Pero afortunadamente también podemos observar a esta collalba en un par de enclaves muy concretos de Sierra Morena. Ya los indicó el amigo Fernando Díaz en el artículo “La collalba negra en la Sierra Morena cordobesa”, publicado en el número 1 de la revista Trianoi. Destaco el de la Sierra de Santa Eufemia, al norte, ya lindando con Badajoz, por ser de más fácil acceso: en el entorno del castillo de Miramontes. Busca por allí y con suerte la verás. Aquí sí es muy escasa y ciertamente vulnerable por su escaso número: una pareja, tal vez dos, habrá que verlo.

También se la puede observar a las afueras del pueblo de Santa Eufemia, sobre todo en invierno. Se sabe que en esta época este pájaro se puede mover de la zona donde cría, pero al menos aquí en la provincia no se tiene constancia de registros fuera de sus lugares habituales. En este momento del año puede mostrar cierto gregarismo, grupos de hasta seis individuos que se suponen pertenecen al mismo grupo familiar.

 

Foto: Miguel Carrasco
  

Este pájaro, además de negramente bello, es muy interesante. Machos y hembras tienen la costumbre de acarrear piedras a los huecos donde van a construir el nido, incluso las llevan a lugares donde con posterioridad no nidifican. Piedras, sí, y no pocas; hasta ¡¡tres kilos!! de pedruscos por temporada. Mucho se ha estudiado este comportamiento, para el que se han ofrecido bastantes interpretaciones. Aquí no vamos a entrar en ello por lo profuso (y ciertamente interesante) del tema, así que vamos a quedarnos, de momento, con la vinculación de esta conducta con el éxito reproductor de la pareja. Por simplificar: desde el punto de vista del macho este comportamiento habla bien de la hembra como reproductora, y al revés, la hembra ve en el macho un buen ayudante para sacar adelante a las crías.

 

Fuente: Anuario ornitológico Córdoba. 2019.

Referencia bibliográfica:

Díaz, F. 2019. La collalba negra (Oenanthe leucura) en la Sierra Morena cordobesa. Trianoi, 1: 16-18.

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